Sentir que te he perdido
con la luz de la mañana.
Saber que te he soñado
y con sólo ser feliz.
No me ayuda en nada el sentarme aquí y recordar la noche de ayer. Los dos. Solos. Tu y yo.
Tus manos en mi espalda, tus ojos en mi boca, tu corazón en mi mano. Era simplemente la situación perfecta para, a la mañana siguiente, romper en llanto al darse uno cuenta de que no volverá más. Todo es mentira. O mejor, ¿qué es verdad?
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